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MALTRATOS

El maltrato afecta a ocho de cada cien niños españoles, según un informe

 

Sin embargo, las denuncias sólo se producen en el 0,8% de los casos

 26 de septiembre de 2007

Ocho de cada cien niños españoles sufre algún tipo de maltrato, aunque solamente se denuncia el 0,8% de los casos, según un informe realizado por el Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia. "Es posible que haya muchas más víctimas mortales por violencia infantil que personas mayores por violencia machista o doméstica, pero no se publican porque no es políticamente correcto", según señaló Francisco Vidal, presidente del Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebra estos días en Santiago de Compostela.

El maltrato más frecuente, el psicológico, "afecta a seis de cada diez niños que sufren agresiones", según el director del Centro Reina Sofía, José Sanmartín. En el otro lado está el maltrato físico, que es el más fácil de detectar y que afecta a cuatro de cada diez menores en España. Sin embargo, el abuso sexual "es casi invisible en la sociedad", añadió. "Esto se explica porque la mayoría de los episodios de este tipo de abusos tienen lugar en el hogar familiar, lo que provoca la existencia de diversos mecanismos para ocultarlo", explicó el experto. Sanmartín se refirió también a la existencia de otro tipo de maltrato, ajeno a la violencia directa. Se trata del derivado por la actitud de algunos progenitores, que "voluntariamente" incumplen una serie de obligaciones necesarias para la salud física y mental de sus hijos como no vacunarles o desatender sus necesidades educativas, entre otras.

Por lo que se refiere a los agresores, Sanmartín apuntó que "suelen ser personas egoístas y egocéntricas, que ven a los demás como instrumentos para conseguir algo y no como iguales". Asimismo, destacó que son individuos que no practican la empatía ni se ponen en el lugar del otro y "buscan primordialmente el placer".

1 comentario

Óscar -

La verdad es que los datos son muy tristes. Personalmente no puedo entender qué le pasa por la cabeza a la gente que abusa (física o psicológicamente) de otra persona, independientemente de que sea un niño o un adulto. Un adulto puede defenderse en un momento dado, pero un niño es mucho más vulnerable e inocente, y las consecuencias de un abuso pueden crearle un trauma psicológico irreparable.